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Hola, que tal, Soy Sahori, creo que a estas alturas ya
conocen un poco de mí, esta vez quiero contarles una anécdota turbulenta, previo
a mis fantasías de ser puta, para que entiendan un poco mi historia y de cómo
es que llegué a ser una puta.
Llegué virgen al altar matrimonial, hicimos nuestro pacto de
fidelidad por las tres leyes, la de los hombres, la de Dios y la de la carne. Lo
menos que una mujer esperaría es que su esposo también estuviera casto, y que
además, fuera fiel. No era el caso de mi esposo, no sólo no era casto, sino que
había tenido relaciones con varias mujeres, sin embargo, me resigné y lo acepté
con la idea que de allí en adelante fuera solo mío.
Pero la historia fue diferente, supongo que, como todas las
mujeres, había idealizado tanto al hombre que amaba, no lo creía capaz de
“ponerme los cuernos”, mi enamoramiento me había cegado a tal punto que no
percibía los indicios de la infidelidad.
Al principio, su atención era todo para mí, me llenaba de
besos, caricias, amor y mucho sexo, ni siquiera mi embarazo afectó nuestra
relación, pero las cosas comenzaron a cambiar cuando el comenzó con sus
estudios universitarios, no niego que era un hombre trabajador y muy dedicado, quizá
por eso justifiqué su distanciamiento gradual. Antes de que el ingresara a la
universidad teníamos sexo casi todos los días, pero luego se fue reduciendo
hasta llegar a ser dos por semana, aun así estaba satisfecha, porque la
realidad es que era intenso y salvaje, además, estaba distraída con mi bebé.
Tardé casi cuatro años en descubrir que me era infiel, y no
es porque fuera tonta, sino porque no quería ver, había una negación, como
considero que sucede con todas las mujeres, porque habían varios indicios que
no quería ver, por ejemplo, comenzó a llegar muy noche a la casa, lo atribuía
al tráfico, a proyectos y otras excusas. Cuando llegaba a la casa inmediatamente
se daba una ducha (ahora sé que su conducta era una especie de “lavado
simbólico de culpabilidad”), cenaba algo rápido y se sentaba frente a la
computadora dizque a hacer tareas mientras yo dormía, pocas veces me percataba
a qué hora se acostaba y a qué hora se levantaba.
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En cierta ocasión dejó prendido la computadora y se fue muy
temprano a trabajar, lo curioso es que había dejado algunas ventanas del
explorador abiertos, este error lo cometió dos veces.
Entre esas ventanas estaba la bandeja de entrada de su
correo, el Messenger y algunas salas de chat de Hotmail, famosas en su tiempo
porque se clasificaban en varias categorías.
En esa primera ocasión no encontré más que información confusa,
me daba la impresión de que platicaba con algunas chicas pero todo era vago,
quizá porque borraba algunas conversaciones, cuando lo confronté no pude
obtener una confesión, supo evadir mis preguntas, quizá porque no tenía las
pruebas contundentes que lo declararan culpable de algún amorío.
Independientemente de mis sospechas, sentí mucha curiosidad
por esas salas de chat, aunado al “abandono que sufría” comencé a explorar esas
salas, había categorías para todos, salas para adultos, para jóvenes, para
hacer amistad, para gays, etc., y lo
mejor; los chats calientes. En un principio no participaba en las
conversaciones, tal vez por miedo, culpa o porque no quería caer en la misma
situación que mi esposo, en tal caso no tendría nada que reclamarle, me limitaba
solo a leer cada uno de los comentarios, pero el acto de leerlos me ponía muy
caliente, llamó especialmente mi atención el hecho de que había un gran número
de mujeres interactuando con los hombres.
La dinámica de esas salas era simple, había una conversación
colectiva, si dos usuarios se sentían conectados pasaban a una sala privada y
si en esa sala privada había química, entonces se procedía a intercambiar
correos electrónicos y a conectarse por el Messenger para no perder contacto,
durante varios días fui participante pasiva hasta que un día decidí responder
al saludo de un usuario.
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Ese día, como ya era costumbre, calculaba que mi esposo
llegaría después de las 11:30 pm, y según mi reloj, era apenas las ocho y pico
de la noche, ya llevaba algunos noches sin sexo y confieso, que ese día, me
sentía muy caliente y además, desesperada, de acuerdo a mis cálculos tenía unas
cuatro horas para buscar un alivio alternativo, pero no quería hacerlo sola,
quería hacerlo en compañía de alguien, aunque fuera virtual, sin embargo, ese
pensamiento me hizo sentir muy mal, comencé a sudar frío, mi corazón comenzó a
palpitar muy rápido, muchos pensamientos pasaron por mi mente, pero luego
recordé lo que mi esposo estaría haciendo mientras yo dormía, aunado a los pensamientos
obscenos que él me internalizaba cuando me cogía, me susurraba al oído palabras
obscenas, -¡eres una puta! ¡Se que te gustaría coger con otros hombres! Y en
algunas ocasiones me pedía que repitiera lo que él me decía, para mí, era un
simple juego sexual que incrementaba nuestra excitación, pero tal parece que ya
lo estaba aceptando inconscientemente. Quizá fueron esos pensamientos que me
convencieron para tomar una participación activa en los chats.
El simple hecho de decidirme a interactuar con los usuarios
me puso más caliente, una vez que pude dominar el miedo, la culpabilidad y de
auto convencerme que mi esposo se lo merecía, me di manos a la obra.
No quise que fuera algo simple, por eso decidí darme una
ducha, me perfumé, me puse una tanga diminuta y un baby doll que mi esposo me
había regalado, que por cierto, era su favorito. Me preparé como si tuviera un
encuentro con algún amante.
Cuando por fin me senté frente a la computadora, sentí que
mi corazón se saldría de mi pecho, realmente me sentía muy nerviosa, mis
movimientos eran torpes y mis dedos se equivocaban al teclear las letras de mi
correo para acceder a alguna sala caliente, cuando por fin pude acceder, no me
explico por qué me puse “Esposainfiel” como nombre de usuario, tampoco sé por
qué correspondí al saludo del usuario autodenominado “Elpatudo”, más o menos la
conversación se desarrolló así:
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Elpatudo: Hola Esposainfiel, estoy solo en mi habitación y
me siento muy caliente, ¿de verdad eres infiel?
Esposainfiel: Hola Elpatudo, yo también estoy sola, pero
nuca he sido infiel, solo curioseando.
Elpatudo: ¿Pero de verdad eres casada?
Esposainfiel: Claro que si
Elpatudo: Entonces ¿por qué estás sola?
Tal parece que esa pregunta fue el gatillo que me conectó
con él, por eso le propuse que platicáramos en privado
Esposainfiel: ¿Podemos platicar en privado?
Elpatudo: Por supuesto, deja mandarte la invitación.
EN LA SALA PRIVADA
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Elpatudo: Ahora sí, ¿me decías que eres casada pero estás
sola?
Esposainfiel: Sí, estoy sola porque mi esposo casi no está
conmigo.
Elpatudo: Y él, ¿dónde está?
Esposainfiel: Pues según que en la universidad.
Elpatudo: ¿Y a qué hora llega?
Esposainfiel: Muy tarde
Elpatudo: Mmmm, entonces tenemos tiempo para charlar un buen
rato
Esposainfiel: Creo que sí, jajajajaja
Elpatudo: ¿Qué traes puesto?
Esposainfiel: Un baby Doll y una tanguita
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Esposainfiel: ¿Tú crees?
Elpatudo: Por supuesto, de sólo imaginármelo me puse muy
caliente.
Esposainfiel: ¿Y tú?
Elpatudo: Estoy en bóxer, listo para lo que tú quieras
Esposainfiel: lástima que estamos muy lejos
Elpatudo: sí, que mal, y ¿qué te gustaría hacer?
Esposainfiel: Lo que tú me digas
Elpatudo: ¿Tienes cámara?
Esposainfiel: Sí, ¿por qué?
Elpatudo: Para hacerte una video llamada y que
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podamos vernos.
Me quedé por unos instantes pensando, esto sería demasiado,
pero a esas alturas ya estaba prendida y quería experimentar.
Esposainfiel: mmm, ok.
Procedimos a intercambiar correos y a agregarnos en el
Messenger, una vez conectados en el Messenger y fuera de las salas de chat,
recibí su video llamada, con mucho nerviosismo le di clic, estaba ansiosa por
saber con quién estaba platicando.
Elpatudo: Guauu, eres realmente hermosa.
Esposainfiel: Gracias, y tú estás muy guapo.
Esa video llamada, me puso más caliente aún, la verdad, era
un caballero muy guapo, y según mis cálculos rayaba ya en los 40´s, para ese
tiempo yo tenía 24 años, era muy joven, pero lo que me impresionó fue el tamaño
de su pene, más grande que la de mi esposo. Así que eso me prendió aún más, por
cuestiones de espacio no puedo describir a detalle lo que esa noche pasó. Lo
que sí puedo decir es que me dejé llevar.
Elpatudo: ¿Puedes enseñarme tus tetas?
Esposainfiel: Si tú me enseñas tu verga.
Elpatudo: Por su puesto.
Acto seguido, se puso de pié y de un solo jalón se quitó el
bóxer, vi cómo esa cosota se erguía delante de mis ojos, era realmente enorme,
me calenté muchísimo y sentí una desesperación inmensa por tenerlo dentro de
mí. No sé qué me pasó, pero detrás del monitor me desinhibí totalmente y por su
experiencia me dejé llevar, le enseñe todo, mi vagina, mi culo, mis tetas, le
mandaba besitos y le decía todo lo que me gustaría hacerle a su caramelo, los
dos comenzamos a masturbarnos, en algún momento él se vino en sus manos,
chorros de semen salieron eyectados y cayeron al suelo, cómo deseaba tener esa
leche caliente derramándose en mi culo, por mi parte, para darle un mejor espectáculo, me paré y
subí una pierna en el escritorio, ubiqué la cámara debajo de mi vagina y
comencé a tocarme, no aguanté más y comencé a convulsionarme y a sentir
espasmos indescriptibles en la zona pélvica, era un orgasmos realmente raro e
increíble, eso me hizo gimotear y a gritar de placer ¡¡Mmmm!! ¡!Ahhh!!
¡!Ricooo!! ¡!Mmmm!! ¡!Quisiera sentir tu verga!! Y no sé qué tantas cosas más grité
esa noche.
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Una vez que recuperé la calma, le agradecí por la rica
sesión y nos prometimos vernos constantemente, aunque era un poco difícil, ya
que era un piloto aviador, y según me dijo, muy pocas veces estaba en su casa,
la mayor parte del tiempo se la pasaba en diferentes ciudades.
Nuestras sesiones duraron un poco más de 3 meses de manera
intermitente, la mayoría de las veces sólo chat de texto, y no niego que
comencé a sentir cariño por ese caballero, tanto así que los días que no se
conectaba, lo extrañaba muchísimo. Además de sexo virtual platicábamos de
muchas cosas, llegamos a tenernos tanta confianza que comenzamos a intercambiar
secretos. Cierto día muy emocionado me dijo, -Tendré un vuelo hacia la ciudad
de Tijuana, llego el siguiente domingo por la noche, pernocto en el hotel
Principado, y mi siguiente vuelo es en 24 horas, así que podemos vernos el
lunes durante el día para conocernos. Esta noticia me dejó helada, porque era
llevar a otro nivel nuestra relación virtual, sentí miedo, pero a esas alturas
estaba dispuesta a hacer cosas prohibidas y más con ese hombre. Fue así como
pactamos nuestro encuentro, faltaba unos días para tal acontecimiento, lo
visitaría en su hotel y estaría con él casi todo el día lunes, ese encuentro no
sería complicado, pues mi esposo se iba a trabajar muy temprano, saliendo del
trabajo se iba a la universidad y regresaba muy noche a casa, así que tenía
todo el tiempo para estar con mi amante, y mi esposo no sospecharía nada, tenía
todo previsto, incluso, hablé con mi madre para que cuidara a mi bebé ese día.
Sin embargo, les decepciono decirles que mi plan no salió
como lo esperaba, no sé cómo ocurrió, pero en una noche dejé abierto mi correo
y mi Messenger, mi esposo leyó todas mis conversaciones, conversaciones que por
descuido no había borrado, pero el muy desgraciado tuvo la sangre fría, y esa
noche no me dijo nada, se las agenció para configurar mi correo y poner un
correo alterno en caso de olvido de contraseña, mecanismo por el cual obtuvo mi
contraseña, la verdad que mi torpeza no me hizo darme cuenta que mi esposo
platicaba con mi amante virtual como si fuera yo, por eso en las noches el
piloto retomaba las conversaciones conmigo en un punto que yo no recordaba
haber conversado.
Por fin llegó la semana en que mi amante arribó a la ciudad
de Tijuana, el domingo por la noche muy nerviosa revisé mí messenger, -ya estoy
en Tijuana amor, hice reservación para dos personas en el hotel Principado,
mañana te espero muy ansioso en la mañana, ya quiero estar contigo.
-Yo también estoy muy ansiosa y quiero estar en tus brazos y
que me hagas el amor con mucha pasión, sabes que mi esposo está en casa los
domingos y no puedo arriesgarme a que me descubra, besitos y hasta mañana, le
escribí rápidamente con mucho nerviosismo y cerré la sesión de mí Messenger,
pero era demasiado tarde.
Esa noche no pude pegar pestaña, me pasé revolcándome en la
cama sin conciliar el sueño, no estaba segura en qué terminaría ese encuentro, amaba
a mi esposo, pero me excitaba la idea de vivir una aventura prohibida y estaba
decidida a experimentar, no sé en qué momento de la madrugada me quedé
profundamente dormida, cuando la claridad del día me hizo despertar, descubrí
aterrada que mi esposo no se había levantado para ir a trabajar.
-¡Julio, Levántate! Le grité con desesperación. -¡Ya es
tarde! ¿Qué no irás a trabajar? Como un eco infernal resonó en mi mente su respuesta,
-¡no! Pedí permiso en mi trabajo, estoy muy cansado y necesito descansar,
tampoco iré en la tarde a clases.
-¡¿Qué dices?! Pero si ayer fue domingo y descansaste. Le
grité desesperada. No podía ser, no podía estarme pasando esto, todos mis
planes se derrumbaban en un instante.
-¡Levántate, ve a trabajar! Le seguí insistiendo, fue
entonces cuando se levantó y con sarcasmo me preguntó, -¿Qué, tenías planes?
Me sentí acorralada, no supe que responder, comencé a
tartamudear cualquier respuesta tonta, -no, solo que, solo que…
-¡Sólo qué! Me gritó. El tono de su voz me dejó perpleja y
confundida, mi mente se nubló y un miedo aterrador se apoderó de mí, me bloqueé
totalmente y comencé a llorar.
-¡Mírame! Volvió a gritarme, al tiempo que me tomaba con
fuerza de la quijada para dirigir mi rostro hacia sus ojos. -¡No sé de qué me hablas! Grité con
desesperación.
-¡Sabes perfectamente de qué te hablo! ¡Así que habla de una
vez por todas puta! Me gritó con más fuerza.
A esas alturas ya me quedaba claro que había sido
descubierta, -no sé qué decirte mi amor, perdóname, solo es un juego, no es
nada serio, nada de eso es cierto.
-¿Solo es un juego? ¿Es un juego que a partir de hoy
pensabas revolcarte con él?
-Perdóname mi amor, si lo dije, pero no pensaba ir, toda la
noche me la pasé sin dormir y tomé la decisión de no fallarte,
fue mi respuesta
desesperada, por supuesto que estaba mintiendo, y en momentos así cualquier
mentira es válida. -Te lo juro, volví a suplicar, -hago lo que tú me pidas con
tal que me perdones, este argumento en varias ocasiones me ha hecho hacer
tratos que no me favorecen.
-¡Arrodíllate frente a mí perra! ¡Pídeme perdón de rodillas!
Y prométeme que nunca más volverás a contactar con él y vas a eliminar esa
cuenta.
Sin pensarlo me arrodillé frente a él, era una situación muy
humillante para mí pero no dudé ni un momento en hacerlo. –Perdóname mi amor,
nunca más lo volveré a hacer y prometo borrar esa cuenta, le supliqué llorando.
-¡No me digas mi amor! Que a partir de hoy te trataré como
la puta que eres y me vas a complacer en todo lo que te pida hasta que
considere que has hecho el suficiente mérito, sin decir más palabras, se bajó
el zipper de su pantalón y sacó su pene y me lo puso en la cara.
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No hubo más necesidad de palabras, entendí lo que tenía que
hacer, y aún con lágrimas en los ojos comencé a mamarle la verga a mi esposo,
su verga estaba erecta y duro como una piedra, el muy desgraciado siempre ha
sabido tocar mis instintos animales, si hay algo que debo reconocerle a mi
esposo, es que sabe cómo despertar mis bajas pasiones y mis instintos animales,
sabe en qué momento ser duro y en qué momento ser compasivo, es de los hombres
que sabe manejar las emociones de las personas. Me había humillado, me había
maltratado, pero al darme su pene, me estaba diciendo que me perdonaba y en el
fondo de mi corazón me sentía agradecida, por eso dejé que ese día me
ultrajara, y me tratara como puta, sujetaba con fuerza mi cabeza y ensartaba hasta el fondo de mi garganta su
verga, en un momento en el que sentía ahogarme y vomitar me alejaba de él, y
otra vez repetía el mismo movimiento, -Tócate zorra, mientras me la mamas
quiero que te masturbes, porque de aquí a muchos días es lo único que tendrás
hasta que me implores de rodillas que te la meta.
Obedecía, tenía una mezcla extraña de sensaciones, estaba
triste, confundida, humillada, pero sentía mucho placer.
-¿Es lo que querías hacerle a tu amante verdad perra? Moví en
sentido negativo mi cabeza, no quería tocar el tema, pero el volvió a
insistir, si niegas o me vuelves a
mentir, de una cachetada te voy a voltear la cara zorra, -¿Es lo que le querías
hacer a tu amante, verdad puta? Volvió a preguntar, no sabía si era cierto lo
que me decía o era una pregunta incriminatoria, pero más valía no jugar con su
paciencia, al fin estaba a su merced, por eso, apenas logré safarme de su
verga, le respondí un poco titubeante, -sí, es lo que deseaba hacer, -No te
escucho perra, ¡grítalo más fuerte! -¡Sííí, sí, es lo que quería hacer! ¡Quería
mamar otra verga! Ni bien dije eso, comenzó a retorcerse y un chorro de semen
saltó a mi boca, hasta ese momento jamás me había tragado su semen, lo había
intentado en otras ocasiones, pero yo me había negado y él tampoco me había
forzado a hacerlo, en cuánto sentí el aroma y sabor similar al pegamento
blanco, sentí ganas de vomitar y quise escupirlo, pero no me dejó, me sujetó
muy fuerte la cabeza y me dijo, -Quiero que te lo tragues puta, eres una golfa
y las golfas se tragan el semen, ¿me entendiste? Con lágrimas en los ojos
asentí con la cabeza y con asco me tragué su semen. –Todito perra, no dejes ni
una gota, quiero que lo dejes limpio, y aún con ganas de vomitar obedecí y
seguí succionando, mientras él se retorcía de placer y me gritaba un sinfín de obscenidades,
cosa que al final me excitó muchísimo y como también me estaba tocando comencé
a sentir los espasmos típicos del orgasmo, -¡Mmmm! ¡Ahh papi! ¡Mmmm!, ¡Ricoooo!
¡Siiiiii! ¡Siiiiiii!
Hasta ese momento no había experimentado el squirt, pero sentí
unas ganas inmensas de orinar al tiempo que sentía mucho placer en todo mi
cuerpo, mis gritos de placer eran guturales, ya que aún tenía el pene de mi
esposo metido en mi boca, así estuve un buen rato, hasta que la normalidad
volvió a mi cuerpo, le lamí todo y después lo limpié con un trapo, el miedo
volvió a mí, pensando que habría una larga discusión, pero él, como si nada
se acostó y se volvió a dormir, con una
actitud indiferente que laceró mi ego, me lastimó el hecho que no se sintiera
lastimado, me hubiera gustado verlo enojado, sufrir o llorar. Muy en el fondo
sabía que él también me era infiel, pero en ese momento era yo quién había sido
vilmente descubierta y humillada, un extraño sentimiento de venganza se apoderó
de mí, tenía que redimirme y voltear las cosas, solo era cuestión de tiempo,
espiarlo, emboscarlo y agarrarlo con las manos en la masa, pero esa, es otra
historia. CONTINUARÁ...